martes, 16 de marzo de 2010

ESTANCIA EN SALENTO

Llevo casi dos meses en Salento, vereda El Agrado . Municipio padre, o mas antiguo del Departamento del Quindío. Algo muy distinto a lo que estaba acostumbrado en la Bella Villa. Aquí comes, seis y treinta o siete de la noche por mas tardar y te vas a la camita, no tienes nada mas que hacer por que toda la gente hace lo mismo.(Discovery, National Geografic ect , ni sueñes con ellos) El silencio es total, solo el murmullo de un pequeño riachuelo y a veces el tronar de los rayos en las noches de lluvia. Los días son larguísimos pues te levantas a las seis y treinta en medio de un frio tremendo que se va retirando para volverse un calor absoluto en la mañana. Si no tienes nada para hacer como en mi caso, salgo a sacar arena del rio, despejo plataneras pues esta lleno de estas o ayudo a construir algún rancho, en fin hago algo para no quedarme todo el día de ocio . Toda la verededa me conoce como el Paisita. La alimentación es a base de plátano y banano, pues abundan en la zona, ya sea frito, asado o cocinado, acompañado de arroz y frijoles, cuando hay carne, mejor no comerla pues es muy dura. El salchichón de zenu es un jamón serrano comparado con los que se ven acá. Den gracias a dios por lo que tienen y comen. La salida a Salento es como salir al paraíso pues se consigue muchas cosas pero a que precios. Armenia queda a veinte minutos pero no puedo ir ya que el seguro de la moto esta vencido y vale varios cientos, por el momento seguiré acá en la vereda. Hay también un teatrín campestre de la loca compañía en el cual me divierto un poco con el propietario pues es el único contacto con la civilización en la zona. La señal de TV es muy mala y casi no se ve nada, te debes resignar a escuchar radio si lo posees. El resto de mis días es caminar todas las veredas y caminos de la región, que son espectaculares y muy solitarios a excepción de los extranjeros, sobre todo europeos que se ven mucho en Salento. Hago caminadas de tres o cuatro horas diarias solo en medio de caminos desolados y socavones abiertos por los presos políticos y españoles en el siglo 18. A veces me topo en esos desolados caminos con mulas cerreras cargadas de café o plátano que avanzan al grito de los arrieros, pero no ves una casa en kilómetros . Vienen a mi mente los cuentos de Agustín Jaramillo en el testamento de paisa, espantos como la pata sola o la madre monte me invaden saliendo de la espesura mental y las narraciones de don Tomas carrasquilla afloran en mis pensamientos. Traje cuatro pares de zapatos y solo dos de ellos han logrado sobrevivir ( Adidas y uno gringos que me dio Jaime) pues los caminos son muy duros y con mucha piedra. El turismo en el pueblo de Salento es continuo y de mucho flujo, mas o menos cincuenta personas día, casi todos extranjeros. Hay mucha casa convertidas en hostales.

Fines de semana

Llega el Viernes y todo se trasforma pues los veredereños salen al sitio donde yo estoy que es lo mas cache en la vereda, ya se podrán imaginar la música de Darío Gómez y de carrilera para ellos . Juegan billar, tejo y sapo que es un sapito al cual le tiran argollas y así pasan felices el fin de semana. También vienen algunos extranjeros los cuales han degustado mi comida, catalogada de excelente en la zona cuando tengo ingredientes y clientes. El paisaje y la tranquilidad los absorbe y no se cambian por nadie.
Mas luego les contare , por el momento esta es mi crónica de regreso al pasado y en medio de de la nada pero muy contento.