miércoles, 8 de octubre de 2008

EL MISTERIO DE LA MICA

Creo que la primera ves que vi una mica o bacinilla de porcelana fue en la casa de las tías abuelas, en el Palo con la Playa. Cuando éramos niños acudíamos como he narrado ya a esa casona, y yo solía deambular por las innumerables alcobas de esta .En el patio trasero veía yo la bacinilla de porcelana espectacular que era sometida a un religioso y ecológico proceso de desinfección cotidiano en un rincón. Se trataba de una bacinilla o mica blanca pintada con motivos violetas , cuya oreja delicada no permitía sospechar que prestara con tan comprobada resistencia el servicio nocturno en la casa de mis bisabuelos. Era pues una antigüedad que dio dignidad y prestancia a las recamaras de aquella casona. Era única en su especie pues las micas normales eran ya muy pocas y eran fabricadas en peltre. Parte de los interrogantes que despertaba en mi la mica se refería a la correcta identidad de la usuaria .Nada hacia pensar que en casa de tan discretas damas y varones pudiese prestar la mica un degradante servicio colectivo. Herencia tal ves de algún antepasado, debía ser valioso adminiculo a la orden de una sola de mis tías abuelas. Mucho tiempo cavilé y trate de saber quien era la dueña, hasta que un Domingo recorriendo el patio trasero, note con tristeza que habían pedazos de la susodicha mica regados por todas partes. A la hora de la media mañana carito, la mayor de ellas tuvo que sentarse encima de un cojín y gracias a este revelador detalle, conjeture el desgraciado accidente de asiento, el súbdito derrumbe de la bacinilla quebrada y la dolorosa cartografía de rasguños en las nalgas níveas de la señorita Carito que quedara como consecuencia del desplome. Ella, siguió envejeciendo con el nostálgico recuerdo de la bacinilla grabado en un sitio al cual varón alguno ha tenido acceso, y yo logre develar el misterio de la mica.